miércoles, 7 de septiembre de 2016

Si no bebes, acabarás borracho


 La deshidratación tiene efectos tan negativos al volante como el alcohol

Como dice el clásico, si bebes, no conduzcas. Pero la frase hay que tomársela con matices. Lo de no beber se refiere, por supuesto, a los brebajes alcohólicos. Porque beber agua al volante no es solo necesario, es imprescindible sobre todo en los días de mucho calor. No hacerlo puede traer consecuencias muy serias.

Perfecta hidratación

Durante los largos viajes en coche, los conductores deben mantener una correcta hidratación, ya que una persona deshidratada comete los mismos errores al volante que un conductor bajo los efectos del alcohol, según un estudio realizado por la Universidad de Laoughborough y la European Hydration Institute (EHI).

Según la investigación ‘Deshidratación y Conducción,’ realizada en Reino Unido, la falta de hidratación lleva a que los conductores cometan el doble de errores que con una hidratación correcta. El miembro del Comité Científico Asesor del EHI, el profesor Lluís Serra-Majem, ha afirmado que la hidratación es esencial porque “cuando tenemos un adecuado equilibrio entre los líquidos que hemos ingerido y los que hemos perdido, todas las células funcionan en estado óptimo y por tanto, todos los mensajes de transmisión funcionan correctamente”.

Equilibrio líquido

El consumo de agua es imprescindible y especialmente importante durante la conducción, ya que con una deshidratación leve, que supone la pérdida de entre el 1 y el 2% del agua de nuestro organismo, se reduce notablemente la capacidad física y cognitiva y pueden aparecer problemas cardiovasculares y termorreguladores. Cuando la pérdida llega hasta el 4% aparecen síntomas como dificultades para concentrarse, dolor de cabeza y somnolencia, que pueden agravarse si progresa la deshidratación.

Los errores más comunes cometidos por los conductores que no están bien hidratados o que tienen un nivel de alcohol en sangre de 0,8 g/l son la salida involuntaria del carril, frenar demasiado tarde y salir, tocar o rebasar la línea del arcén. Serra-Majem ha explicado que la deshidratación “disminuye la capacidad de atención y de reacción ante un imprevisto, sobre todo cuando hacemos una conducción aburrida que requiere poca atención en una autopista a una velocidad moderada”.

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